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23 abr 2012

Pura diversión en una sucia habitación

Dirigido por Javier Monsalve.

Suena un riff de guitarra; una sugerente voz dice 'one, two, three, four' y en una sucia habitación comienza la diversión: Chicos y chicas bailan envueltos en humo de cigarrillos al ritmo exóticas tonadas de rock independiente que en ocasiones coquetea con el no wave, el southern rock y hasta el rockabilly; pero el éxtasis llega con momentos de euforia punk donde guitarra y batería son afiladas. Y la canción se llama… Sister.

9 años después de su composición y de ser presentada al público en numerosos shows en la ciudad de Medellín, Sister de Killer Fish se transforma en una enigmática pieza audiovisual, pues su Director Javier Monsalve lleva al espectador por un viaje donde al final un '¿qué pasó?' surge inevitablemente. Por eso, él confiesa: “Quería que quedara a múltiples interpretaciones y que la historia no fuera tan obvia”.

'Baby wanna you, baby no dance, baby smoke cigarettes...' Canta Camilo Maury mientras se ve a dos hermosas adolescentes que juegan inocentemente a explorar su feminidad; y es que según el cantante y líder, siempre en sus composiciones se explora lo femenino de diferentes asuntos: “Un día pensaba escribir sobre la presión que existía sobre las chicas en las pistas de baile, así que todo fue filtro de la imaginación”.

7 personas fue el equipo humano que participó en la producción del videoclip, cuya grabación tardó 4 días en los que se lograron algunas tomas que por cuestiones de edición no aparecen en la versión final, disponible para verse en YouTube desde el pasado 21 de Junio. Y ahora los Killer Fish están satisfechos: “Siempre fuimos admiradores del artista qué es Javier, así que confiamos rotundamente en lo que tenía en mente”.

Un Detective en la Edad Media

La interpretación semiótica de William de Baskerville en el esclarecimiento de los crímenes de la abadía

Escenas de "El nombre de la rosa" (título original: Der Name der Rose): Película ítalo-franco-alemana del director Jean-Jacques Annaud estrenada en 1986 y protagonizada por Sean Connery.

Reunir evidencias en escenas de crímenes, permite a los detectives recrear los hechos a través de procesos físicos o mentales de evocación. “Los procesos de evocación son procesos de relación de significados”; afirmó Milton Vásquez Patiño, Comunicador Social y docente de Semiología. Lo que se hace aquí es una lectura de signos a partir de otros signos: algo que los teóricos llaman semiosis.

El hermano William de Baskerville es un ex - miembro de la Inquisición que pertenece a una Orden Franciscana; debido a su basta formación intelectual, éste es designado para investigar una serie de crímenes dentro de una Abadía Benedictina del norte de Italia. Al entrar en contacto con los Benedictinos, con el ánimo de esclarecer las circunstancias de la muerte del novicio - ilustrador Adelmo de Otranto, primera víctima, William exclamó refiriéndose al hecho: “un final oscuro para un brillante iluminador”.

A la existencia de un signo entre un emisor y un receptor, se le denomina acontecimiento semiótico; precisamente el hilo conductor de El nombre de la Rosa, está constituido por varios hechos de esta naturaleza. Las muertes son acontecimientos que arrojan señales -entendidas como indicios de un signo-, que por su intención comunicativa, permiten encontrar una respuesta al ser combinadas: éste es el trabajo del hermano William. Blanca Martínez, quien reseño en la Internet la novela a la cual se hace referencia, manifestó: “es una combinación de la crónica medieval y la novela policíaca, en donde el asesino es el menos sospechoso”.

Las muertes de la abadía son concebidas por William como signos, cuya sucesión temporal y espacial y la existencia de un patrón común entre ellas (marcas de tinta en la lengua y dedos de las víctimas), permiten al investigador hacer una lectura contextual y coherente de ellos, como paso fundamental en le logro de su objetivo: encontrar al responsable de los sucesos. Pero no hay que olvidar que aquí el espacio como signo permite hacer un análisis proxémico que se suma a otros procesos de semiosis, ya que como explicó Milton Vásquez, “a partir de cómo ocupamos el espacio, determinamos cómo vivimos la vida y cómo miramos el mundo”.

12 feb 2012

La expresión fotográfica de la individualidad y la búsqueda de identidad en el universo adolescente

McGinley



La fotografía es un instrumento de comunicación que favorece la recordación de un episodio o la exposición de conceptos; por ello, todo fotógrafo es comunicador. El trabajo Ryan McGinley, fotógrafo estadounidense graduado como Diseñador Gráfico de la Escuela PARSONS en Ramsey - New Jersey, ofrece un ejemplo claro de tal afirmación, ya que como declaró el Publicista chileno Matías Celis, “una fotografía debe lograr que el espectador no se distraiga y debe proveerle una dirección visual”. ¿Pero cómo logra McGinley ese efecto comunicativo del que habla el Publicista chileno?


Gran parte de su exploración fotográfica produce retratos de hombres adolescentes capturados digitalmente, en los que la escasez de elementos en la composición se presenta como una característica común. McGinley juega con la luz natural para producir sombra y resaltar siluetas, cuerpos o rostros. La composición horizontal de sus fotografías genera equilibrio entre los elementos transmitiendo esa misma sensación al espectador; pero son aquellos retratos de McGinley compuestos verticalmente, los que comunican mayor dramatismo y poseen gran carga emocional. Fiel a la regla sintáctica de las imágenes, según la cual el centro de interés o foco visual en una imagen nunca debe de ir en el centro, puesto que rompe con la estética, el fotógrafo lo ubica siempre extremos superiores o inferiores.


Ryan McGinley nació el 17 de Octubre de 1977 en Ramsey – New Jersey, pero actualmente reside en New York. Tras varios años de labor independiente, editó de forma autogestionada un libro de cincuenta páginas con sus fotografías, al que tituló “The Kids Are Alright”, el cual envió en 1999 a cien editores y artistas que admiraba. Posteriormente, a la edad de veintiséis años, McGinley se convierte en el artista más joven en tener una exposición individual en el museo WHITNEY de New York. De manera objetiva, en sus retratos se revelan diversos aspectos de tribus urbanas contemporáneas conformadas alrededor de las artes (graffiteros, estencileros…), los deportes (skaters, bikers…) o la música (indie, electro). En su último trabajo, “I Know Where the Summer Goes”, son constantes los escenarios naturales y los modelos capturados desprevenidos. McGinley, en una entrevista con la periodista Ana Finel Honigman, expresó: “mis fotografías son mi vida de fantasía”.



Finamente, es posible afirmar que la luz natural, tanto en las fotografías interiores como exteriores, hace parte fundamental en la composición dentro del universo conceptual del fotógrafo Ryan McGinley, como elemento formal de la imagen. Además, las características de los personajes retratados (adolescentes, blancos, solos) configuran el eje común de las imágenes desde el punto de vista conceptual. Pero en definitiva, McGinley expresa un mensaje de individualidad a través de los personajes que accionan o sólo reflexionan.