“Tenía que seguir con un ANTI CIEN AÑOS DE SOLEDAD y empecé a hacer ejercicios de otras maneras de contar las cosas, y escribí el OTOÑO DEL PATRIARCA”.
El Comunicador Social - Periodista, Marcos Vega Seña, afirma que "no se pueden transgredir las cosas sin conocerlas". Por ello el Nóbel Colombiano de Literatura Gabriel García Márquez, empleó diez años de su vida investigando la historia de América Latina y sus dictadores; pues para la elaboración de El Otoño del Patriarca -obra que publicó en el año de 1975 y que tardó ocho años escribiendo-, era necesario nutrirse de datos que dieran sustento al texto, ya que según afirma el mismo comunicador, "la literatura simplemente son hechos de la vida que alguien sabe contar muy bien".
En la 1° edición de la Editorial BRUGUERA, se define a esta obra como "una fábula sobre la soledad del poder, ambientada en un país ficticio a orillas del Caribe y gobernado por un viejo dictador cuya edad él mismo desconoce". Pero aunque parezca ficción, lo cierto es que la crítica literaria ha coincidido en afirmar que en este libro se hace evidente una enorme carga de realismo, ya que El Otoño del Patriarca "recrea el prototipo de las dictaduras latinoamericanas del siglo XX, en las que el poder se concentra en un sólo hombre". De este modo entonces, se manifiesta el trabajo investigativo del autor.
Sin lugar a dudas podría calificarse de bueno el argumento al que acude García Márquez como base del libro; pero en este caso dicha tesis no es buena en sí misma, pues además de su validez temática -ya que se refiere a momentos coyunturales de la historia social latinoamericana-, los elementos narrativos que el autor utiliza para su desarrollo, son claves a la hora de asignar al argumento dicho calificativo. Así, la descripción del personaje ayuda enormemente a entender el contexto: "Jamás he lído una descripción tan precisa, tan detallada, sobre la figura de un dictador. No es que García Márquez descubra nada nuevo sobre este tipo de personajes, es que ahonda tanto en esos rasgos característicos, los escenifica de tal forma, que yo diría que no se le escapa nada". Es la opinión expresada por Goizeder en una reseña sobre El Otoño del Patriarca publicada en Internet.
El Nóbel hace una innovación en la literatura latinoamericana con El Otoño del Patriarca, que consiste, tal y como lo hizo Goethe en su momento al escribir Fausto, en la omisión de las unidades dramáticas lugar, tiempo y espacio que la literatura universal adoptó del teatro griego y que aún se conservan como preceptos inviolables. Es así como, según la crítica especializada, "los hechos se narran en primera persona, tanto por parte del dictador como por otros personajes de la novela que toman respectivamente la palabra sin solución de continuidad".
El Otoño del Patriarca es el ejemplo más fiel de vanguardia literaria, pues además de transggredir preceptos universales en la literatura, el autor también se atreve a violar las normas básicas de puntuación: "...laescasez de puntos (ningún punto y aparte, excepto los de final de capítulo) hacen que la lectura resulte muchas veces difícil"; es una opinión frecuente entre quienes han leído la obra. Pero a pesar de ello, muchos linguüistas aseguran que pese a estos errores que obedecen a una intencionalidad evidente, la comprensión del texto no se ve afectada.
Así, superados los embates, se puede afirmar finalmente que dicho aporte de García Márquez influyó enormemente el trabajo de jóvenes exponentes. Para tal caso cabe mencionar al escritor bogotano Rafael Chaparro, quien en su obra Opio en las Nubes, tomó como modelo de escritura novelística -en cuanto a la descripción de situaciones y sentimientos- al texto analizado.
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